Comentario previo:
Ya he dicho en más de una ocasión que la repostería no es lo mío. La parte de elaboraciones dulces en la cocina suele conllevar una cierta habilidad para decorar, algo que queda lejos de mis capacidades. Con decir que la única asignatura con la que tuve algunos problemas en mi enseñanza básica fue la de trabajos manuales, creo que queda dicho todo.
Pese a esas reconocidas limitaciones, de vez en cuando me meto en el berenjenal de hacer cosas como esta tarta (creo que hacía lustros que no hacía una), que tenía por objeto festejar mi 55 cumpleaños con todos los amigos que vinieron a casa (más de 20). Fue el cierre de una comida que empezó con un aperitivo (que incluía la mortadela vegana que tanto éxito está teniendo), la parte fuerte consistía en una calçotada (no es la primera que se hace en casa) acompañada de ensaladas (la que triunfó fue la coleslaw con pimentón, que esta vez hice un poco picante). Además de esta tarta, en el postre hubo tarta de frutas con gelatina de agar-agar (esta vez era sólo de kiwi ecológico de Freshvana). Por supuesto, regado con mi cerveza artesanal (además de la Estrella de Levante murciana), vino de Jumilla Comoloco de Bodegas Juan Gil y cava brut nature Raimat.
Pero vamos a la tarta de cumpleaños. La base es el bizcocho que tiene como referencia de medida el vasito del yogur, que tan bien le sale a mi amiga Keka y yo no consigo reproducir con esa esponjosidad que ella logra. Para darle textura de tarta, hice un almíbar con ron y la rellené de mermelada de fresa. Para terminar, una simple cobertura de chocolate. O sea, una tarta sencilla, sin alardes decorativos, pero que duró bien poco en la mesa. Por no poder, no pude ni hacerle una foto en medianas condiciones. La tuve que hacer con plato de plástico y con todo el mundo metiendo prisa.
No será la tarta más bonita, pero os aseguro que está cargada de ilusión y "buen rollo", que pusieron todos los amigos que me acompañaron.
Pese a esas reconocidas limitaciones, de vez en cuando me meto en el berenjenal de hacer cosas como esta tarta (creo que hacía lustros que no hacía una), que tenía por objeto festejar mi 55 cumpleaños con todos los amigos que vinieron a casa (más de 20). Fue el cierre de una comida que empezó con un aperitivo (que incluía la mortadela vegana que tanto éxito está teniendo), la parte fuerte consistía en una calçotada (no es la primera que se hace en casa) acompañada de ensaladas (la que triunfó fue la coleslaw con pimentón, que esta vez hice un poco picante). Además de esta tarta, en el postre hubo tarta de frutas con gelatina de agar-agar (esta vez era sólo de kiwi ecológico de Freshvana). Por supuesto, regado con mi cerveza artesanal (además de la Estrella de Levante murciana), vino de Jumilla Comoloco de Bodegas Juan Gil y cava brut nature Raimat.
Pero vamos a la tarta de cumpleaños. La base es el bizcocho que tiene como referencia de medida el vasito del yogur, que tan bien le sale a mi amiga Keka y yo no consigo reproducir con esa esponjosidad que ella logra. Para darle textura de tarta, hice un almíbar con ron y la rellené de mermelada de fresa. Para terminar, una simple cobertura de chocolate. O sea, una tarta sencilla, sin alardes decorativos, pero que duró bien poco en la mesa. Por no poder, no pude ni hacerle una foto en medianas condiciones. La tuve que hacer con plato de plástico y con todo el mundo metiendo prisa.
No será la tarta más bonita, pero os aseguro que está cargada de ilusión y "buen rollo", que pusieron todos los amigos que me acompañaron.
Ingredientes:
- 1 yogur (125 g.)
- 1 medida de yogur de AOVE (aceite de oliva virgen extra).
- 2 medidas de yogur de azúcar.
- 3 medidas de yogur de harina de repostería.
- 1 sobre de impulsor (9,5 g.)
- 3 huevos (tamaño L).
Para emborrachar el bizcocho:
- 250 ml. de agua filtrada.
- 8 c/s (cuchara sopera) de azúcar.
- 1 chupito de ron.
Para el relleno de mermelada de fresa:
- 250 g. de mermelada de fresa.
- 50 ml. de agua filtrada.
Para la cobertura de chocolate:
- 150 g. de chocolate 70% cacao.
- 50 g. de agua.
- 50 g. de margarina.
Pasos:
- Poner todos los los ingredientes del bizcocho en un cuenco y batirlos (a ser posible con una batidora eléctrica con varillas) hasta conseguir una masa fluida con textura homogénea.
- Verter la masa en una bandeja de horno engrasada y hornear a 180º durante 35 minutos. Pinchar y comprobar si está cuajada correctamente (tiene que salir completamente limpio el pincho). Dejar enfriar sobre una rejilla.
- Hacer un almíbar muy ligero diluyendo el azúcar y el ron en agua hirviendo.
- Cortar horizontalmente el bizcocho y bañar, poco a poco, las dos caras interiores de cada mitad con el almíbar Dejar un ratito que empape bien el bizcocho.
- Diluir la mermelada en agua caliente, para que quede más fluida. Distribuir la mermelada aligerada sobre la parte inferior del bizcocho. Colocar sobre la mermelada la otra parte del bizcocho.
- Triturar el chocolate (en Thermomix: 20 segundos, velocidad 5-7). Añadir el agua y fundir (en TMx: 4 minutos, 37º, velocidad 2). Agregar la margarina, fundir y mezclar todo la cobertura (en TMx: 4 minutos, 37º, velocidad 2). Verter el chocolate fundido sobre la parte superior del bizcocho relleno, tratando de que quede una capa más o menos homogénea y con toda la superficie cubierta.
- Dejar que se enfríe el chocolate y meter en el frigorífico, para servir la tarta fría y con la cobertura bien cuajada.
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