La culpa de todo la tiene mi cuñado Manolo que tenía mucha ilusión por comer calçots, esas deliciosas cebollas que asadas a la lumbre y con salsa romesco son la delicia de la gente en Catalunya. Estaba dispuesto a embarcarnos en un viaje de ida y vuelta hasta la costa tarraconense en busca de donde comerlos. Menos mal que la Web salió a nuestro rescate y encontré la respuesta a mis problemas: Mumumío me lo traía a casa.
La calçotada la pudimos hacer en Murcia y os voy a contar un poco como fue la experiencia:
Hacer los calçots no es nada complicado. La caja que te llega leva lo imprescindible: 50 calçots, 1/2 litro de salsa romesco, 4 baberos grandes (que uno se pone perdido con el tizne de los calçots asados) y hasta unas instrucciones sobre como hacer la calçotada en el horno de casa (por si no tienes una lumbre donde hacerla). Nosotros teníamos la nueva barbacoa lista para inaugurar y que mejor bautizo de fuego que con una calçotada.
Lo primero es disponer de leña fina y otros tacos gordos (que harán falta para asar lo que venga después). El calçot precisa de lumbre (llama) para poder hacerse. No es necesario invertir tiempo en limpiarlos, ya que el fuego va a carbonizar el exterior y luego lo retiraremos, para comer el corazón tierno del bulbo. Con poco más de 5 minutos de fuego por cada lado, los calçots están listos. Aprendí de un vídeo visto en la Web, que la mejor manera de saber que ya están en su punto es cuando revientan y comienzan a echar espumilla.
Ese es el momento de sacarlos del fuego, liarlos en papel de periódico (vale también papel de aluminio) y dejarlos que "suden" en su propio calor durante otos 5 ó 10 minutos.
Ahora hay que aprovechar para ir preparando el resto de la comida. Algo también muy sencillo. Las acompañamos con alubias salteadas (hubo quien las tomó con butifarra catalana y yo las tomé con chorizo vegetal a la brasa). Para hacer alubias para 6 personas, cortamos en láminas 5 dientes de ajos y los freímos, junto con 2 hojas de laurel, con el fuego flojo (5 sobre 10).
Utilizamos 2 botes (de 450 gr.) de alubias cocidas que salteamos en el aceite cuando ya teníamos los ajos dorados.Mientras en las brasas se van haciendo el resto de viandas (que incluyó una costillas de corderito, para los que comen de esas cosas).
Este es el momento de calzarse el babero, remangarse bien y comenzar a coger calçots, tiznándose como corresponde. Mojados en la salsa romesco y acompañados por unos tomates raf bien aliñados, no puede existir un manjar mejor.
¡Ah! Para el postre mi hermana Rocío trajo un bizcocho de los suyos con dos tabletas de chocolate Valor (con y sin leche). ¿Qué mas se puede pedir?