Comentario previo:
Hoy es el #DiaDeLaAlbondiga y en este blog también le hacemos a este humilde plato nuestro personal homenaje. Por supuesto, nuestras albóndigas son vegetarianas. El reto era hacerlas de una forma distinta a lo habitual (con tofu, con legumbres o con soja texturizada). Le di bastantes vueltas a mi cabeza y al final me decidí por algo fácil y con los recursos básicos de cualquier cocina. No son albóndigas veganas, ya que llevan huevos y leche. Pero, para quien así las quiera, puede usar leche de soja y sustituir los huevos por una mezcla de harina de garbanzos y caldo vegetal.
Lo principal es el pochado de verduras que yo lo presento en una versión, pero puede ser modificado según lo que tengamos en la alacena en cada momento. Por ejemplo, he usado zanahorias moradas, algo más dulces que sus primas anaranjadas, pero éstas también son buenas. La lechuga puede ser sustituida por escarola, hojas de col, espinacas o acelgas. Cada hoja tiene su toque particular, con lo que podremos jugar con los distintos sabores según nuestro gusto. En lugar de cebolla tierna y puerro podemos usar chalotes (escalonias), ajos o cualquier tipo de las muchas clases de cebollas que encontremos en el mercado.
A lo que tuve que dar vueltas fue a la cuestión de como hacer que las verduras quedaran suficientemente aglutinadas para dar forma a las albóndigas. Recurriendo a procedimientos de otros platos, recurrí al pan de molde (también valdría miga de pan) y al pan rallado. El huevo haría también su función de cuajar la masa en el momento de la fritura.
No tenía muy claro si se quedaría en un simple experimento o podría conseguir el resultado deseado. Pero tampoco estaba haciendo nada muy raro y tenía muchas pistas para saber que el producto final sería, al menos, comestibles. Para mi placer, la receta ha quedado más que bien y resultan unas albóndigas suficientemente jugosas y con un sabor muy apetecible.
Yo dejé las verduras poco picadas, pero si se quiere pueden picarse más finas. Pero creo que gana bastante si es pueden apreciar los trocitos de cada verdura. La ejecución no es complicada y lo más pesado puede ser esta tarea del picado de los vegetales.
Las serví con tzatziki y esta salsa le va como anillo al dedo a estas albóndigas. Pero creo que con salsa de tomate también quedarían muy bien.
Lo principal es el pochado de verduras que yo lo presento en una versión, pero puede ser modificado según lo que tengamos en la alacena en cada momento. Por ejemplo, he usado zanahorias moradas, algo más dulces que sus primas anaranjadas, pero éstas también son buenas. La lechuga puede ser sustituida por escarola, hojas de col, espinacas o acelgas. Cada hoja tiene su toque particular, con lo que podremos jugar con los distintos sabores según nuestro gusto. En lugar de cebolla tierna y puerro podemos usar chalotes (escalonias), ajos o cualquier tipo de las muchas clases de cebollas que encontremos en el mercado.
A lo que tuve que dar vueltas fue a la cuestión de como hacer que las verduras quedaran suficientemente aglutinadas para dar forma a las albóndigas. Recurriendo a procedimientos de otros platos, recurrí al pan de molde (también valdría miga de pan) y al pan rallado. El huevo haría también su función de cuajar la masa en el momento de la fritura.
No tenía muy claro si se quedaría en un simple experimento o podría conseguir el resultado deseado. Pero tampoco estaba haciendo nada muy raro y tenía muchas pistas para saber que el producto final sería, al menos, comestibles. Para mi placer, la receta ha quedado más que bien y resultan unas albóndigas suficientemente jugosas y con un sabor muy apetecible.
Yo dejé las verduras poco picadas, pero si se quiere pueden picarse más finas. Pero creo que gana bastante si es pueden apreciar los trocitos de cada verdura. La ejecución no es complicada y lo más pesado puede ser esta tarea del picado de los vegetales.
Las serví con tzatziki y esta salsa le va como anillo al dedo a estas albóndigas. Pero creo que con salsa de tomate también quedarían muy bien.
Ingredientes (para 12 albóndigas):
- 1 cebolla tierna pequeña.
- 1 puerro pequeño.
- 1 zanahoria morada.
- 1/2 berenjena ecológica de Freshvana.
- 2 hojas grandes de lechuga.
- 2 c/s (cucharas soperas) de tomate frito.
- 2 rodajas de pan de molde.
- 2 c/s de leche desnatada.
- 2 huevos.
- 1 c/c (cucharita de café) de perejil picado.
- 1/2 c/c de orégano.
- 1/2 c/c de tomillo.
- Sal marina.
- Pimienta negra molida.
- 6 c/s de pan rallado.
- AOVE (aceite de oliva virgen extra) para freír.
Pasos:
- Limpiar y picar las verduras.
- Pocharlas, a fuego medio, en este orden: cebolla tierna, puerro y zanahoria; 3 minutos después, berenjena y lechuga.
- Salpimentar y cuando estén blanditas las verduras, añadir el tomate frito. Remover hasta dejar bien integrado y dejar que siga pochando hasta que quede bien seco.Sacar a un plato para que enfríe mientras hacemos hacemos la masa.
- En un cuenco, mojar el pan de molde con la leche y añadir los huevos batidos y las hierba aromáticas (perejil, orégano y tomillo), así como sal y pimienta.
- Machacar con un tenedor hasta forma una pasta basta a la que se añadirán las verduras pochadas.
- Mezclar bien e ir añadiendo el pan rallado poco a poco hasta que quede una masa suficientemente compacta como para manipularla.
- Hacer bolitas con la masa, ya sea con las manos o ayudados de unas cucharas.
- Freír en abundante AOVE caliente (170º) hasta que estén bien doraditas por fuera (pensar que también tiene que cuajar el huevo por dentro, aunque queremos que queden jugosas).
- Dejar escurrir el aceite sobrante sobre papel de cocina antes de servir.
Código QR:
Llévate esta receta a tu móvil.
