Iba a denominar esta preparación como "queso vegano", pero la verdad es que no es queso y casi se parecería más a un paté, pero tampoco lo es. Así que dando vueltas a la cabeza me quedo con lo de "untable" ya que es la propiedad por la que más se podría caracterizar. Igual no gusta el nombre mucho (ya me lo diréis en los comentarios o por las redes sociales) pero creo que es más real esta denominación que cualquier otra que evoca a otros productos, con los que al final tiene poca similitud.
Se trata de una elaboración en la que el tofu sirve como base y centro del valor nutritivo, pero que el sabor lo aportan el resto de ingredientes, dominando sobre todo el tomate doble concentrado (que aporta mucho sabor) y el aceite de coco (que poco un fondo exótico muy llamativo). El miso, el ajo en polvo y, algo menos, la levadura de cerveza ponen toques que benefician mucho una armonía final nada despreciable.
La verdad es que no sabía muy bien qué iba a hacer cuando me puse manos a la obra. Tomé referencias de otras preparaciones, pero hice mi propia mezcla y terminé sacando un producto final que ni siquiera yo pensaba que iba a obtener.
La preparación es muy sencilla, pero no tanto el conseguir todos los ingredientes que la forman. Desde luego hay que pasar por una tienda especializada en este tipo de productos, ya que va a ser difícil que los consigáis en un supermercado al uso (aunque últimamente cada vez es más fácil obtenerlos en grandes superficies).
Ya me comentaréis qué os parece lo del nombre y a ver si alguien se anima a hacerlo y compartir qué tal está.
Ingredientes (para una pieza de unos 600 g.):
- 500 g. de tofu blando
- 50 g. de aceite de coco líquido
- 2 cucharas de tomate doble concentrado
- 2 cuchara de levadura de cerveza
- 1 cuchara de ajo en polvo
- 1 cucharita de miso blanco
- 1 cucharita de sal
- 1/2 cucharita de carragenato
Cuchara: 15 ml.
Cucharita: 5 ml.
Elaboración:
- Poner todos los ingredientes en el vaso de la batidora y triturar hasta formar una pasta homogénea.
- Verter en un cazo y llevar al fuego, hasta alcanzar los 100º. Mantener a esa temperatura durante un par de minutos.
- Echar en el molde elegido (usé un tazón grande de desayuno) y dejar que vaya enfriando.
- Cuando esté suficientemente frío, llevar al frigorífico y dejar que repose y cuaje durante unas 8 horas.
NOTA: Un par de días después está todavía más sabroso.