Comentario previo:
A este plato no sabía si llamarlo pastel, tarta salada o quiche. Al final me incliné por lo último ya que el relleno tiene huevo y nata, aunque la base no sea la habitual de masa quebrada. En este caso he utilizado láminas de pasta filo que hace más ligero el plato. También tiene un toque especial con los piñones que no sólo adornan, sino que aportan su agradable sabor y su toque crujiente.
Pueden haber muchas sugerencias de cambios. Empezando por la base, se podría usar pasta brick, hojaldre y, como no, masa quebrada. En el relleno podemos cambiar las acelgas por espinacas o por cualquier otra verdura de hoja, por ejemplo lechuga. En lugar del queso roquefort se puede usar cualquier otro queso azul (seguro que con cabrales o la peral estaría estupendo). Por último, como los piñones son bastante caros, se pueden usar almendras troceadas (incluso nueces o avellanas partidas). Con cada cambio incluimos nuevos matices de sabor y lo podemos ajustar a nuestro gusto y dar la variedad necesaria como para, con una receta básica, tener una infinidad de posibles platos.
La pega principal de este plato es la fragilidad de la pasta filo a la hora de cortarla. Así que al trocear hay que manejarla con cuidado. Lo demás, veréis que es sencillo y a la altura de cualquiera que tenga interés.
Pueden haber muchas sugerencias de cambios. Empezando por la base, se podría usar pasta brick, hojaldre y, como no, masa quebrada. En el relleno podemos cambiar las acelgas por espinacas o por cualquier otra verdura de hoja, por ejemplo lechuga. En lugar del queso roquefort se puede usar cualquier otro queso azul (seguro que con cabrales o la peral estaría estupendo). Por último, como los piñones son bastante caros, se pueden usar almendras troceadas (incluso nueces o avellanas partidas). Con cada cambio incluimos nuevos matices de sabor y lo podemos ajustar a nuestro gusto y dar la variedad necesaria como para, con una receta básica, tener una infinidad de posibles platos.
La pega principal de este plato es la fragilidad de la pasta filo a la hora de cortarla. Así que al trocear hay que manejarla con cuidado. Lo demás, veréis que es sencillo y a la altura de cualquiera que tenga interés.
Ingredientes:
- 4 hojas de pasta filo (círculos de unos 30 cm. de diámetro).
- 500 g. de acelgas ecológicas de Freshvana.
- 50 g. de cebolla ecológica de Freshvana.
- 1 diente de ajo.
- 1 huevo.
- 200 ml. de nata vegetal (o nata de leche para cocinar).
- 100 g. de queso roquefort.
- Un puñado de piñones.
- Sal marina.
- AOVE (aceite de oliva virgen extra).
- Limón.
- Pimienta negra molida.
- Nuez moscada rallada.
- Margarina (o mantequilla) para untar el molde y las hojas de pasta filo.
Pasos:
- Limpiar las acelgas y cortarlas en tiras. Cocerlas en agua salada, con AOVE y jugo de limón, durante 15 minutos. Escurrirlas bien y reservar.
- Limpiar y cortar la cebolla en juliana. Pocharla en una sartén con una cucharada de AOVE. Cuando esté transparente, añadir un diente de ajo picado y saltear todo. Agregar las acelgas cocidas y mantener al fuego durante unos minutos, removiendo de vez en cuando, para que pierdan más agua.
- Preparar un molde redondo, de unos 24 cm., engrasándolo con la margarina. Pincelar con margarina un lado de una hoja de pasta filo. Colocarla cubriendo el fondo y los laterales del molde, quedando la cara pincelada a la vista. Ir pincelando y colocando sobre ésta el resto de hojas de pasta filo.
- En un cuenco, mezclar la nata, el huevo y el queso roquefort, procurando que este quede bastante diluido (no importa que quede algún trocito). Agregar a esta mezcla el contenido de la sartén con las acelgas, la cebolla y el ajo. Mezclar todo y verter sobre la pasta que tenemos preparada en molde. Esparcir sobre la mezcla un puñado de piñones.
- Llevar a horno caliente (180º, calor arriba y abajo) y hornear durante 40 ó 45 minutos, de forma que el relleno quede bien cuajado, la superficie tostada y la pasta filo no se queme. Servir caliente (aunque frío también se puede comer).
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