Comentario previo:
Esta receta está especialmente dedicada a Inmaculada Sanmartín de Freshvana. Ella es la "culpable" de que haya puesto en funcionamiento mi imaginación para preparar unas croquetas de remolacha, que tenía ilusión es comer unas croquetas rojas. Pues dicho y hecho. Bueno... hecho en unos días, ya que anduve pensando en cómo hacerlas, ya que no quería fijarme en nada que ya estuviera circulando por la Web.
Mis primeras ideas iba en el sentido de hacer unas croquetas clásicas, con harina que quedaría roja al mezclarse con la remolacha cocida. Pero pensé que sería algo demasiado "normal" y quería algo más especial para estas croquetas de tan especial dedicatoria. La patata cocida fue mi segunda opción, pero pensé que patata y remolacha parecían algo muy similar, aunque sean de tan diferente familia. El arroz me convenció más y fue viendo como se maneja para hacer algunas piezas de sushi, que quedan como pequeñas croquetas.
Decidido que el soporte se formaría con arroz había que pensar en sabor y en algo que hiciera de aglutinante. Podría ser huevo, pero me gustó más la idea de utilizar un queso fundente, como en emmental, y opté por esta segunda opción. No quería que el sabor de la remolacha quedara sepultado por los aderezantes, con lo que éstos quedaron en sal y pimienta negra molida. Algo de cebolla aportaría fuerza, pero utilizando la versión tierna.
El arroz que utilicé fue uno glutinoso especial para hacer sushi. Pero no creo que haya mayor problema si se utiliza un arroz bomba o similar, sin enjuagrarlo para que conserve almidón que sirve de aglutinante.
Tuve la tentación de rebozarlas en harina, huevo y pan rallado. Seguro que no quedarían mal. Pero me decidí por freír la masa tal cual, consiguiendo que quedara la capa externa de arroz y remolacha crujiente. Creo que así quedan mejor y conservan más los sabores del relleno.
El resultado final son unas croquetas diferentes, con un colorido llamativo y un sabor muy atractivo. Nada difíciles de ejecutar y más si se utilizan remolachas ya cocidas ye envasadas al vacío o algunas de las que venden en bote ya ralladas.
Mis primeras ideas iba en el sentido de hacer unas croquetas clásicas, con harina que quedaría roja al mezclarse con la remolacha cocida. Pero pensé que sería algo demasiado "normal" y quería algo más especial para estas croquetas de tan especial dedicatoria. La patata cocida fue mi segunda opción, pero pensé que patata y remolacha parecían algo muy similar, aunque sean de tan diferente familia. El arroz me convenció más y fue viendo como se maneja para hacer algunas piezas de sushi, que quedan como pequeñas croquetas.
Decidido que el soporte se formaría con arroz había que pensar en sabor y en algo que hiciera de aglutinante. Podría ser huevo, pero me gustó más la idea de utilizar un queso fundente, como en emmental, y opté por esta segunda opción. No quería que el sabor de la remolacha quedara sepultado por los aderezantes, con lo que éstos quedaron en sal y pimienta negra molida. Algo de cebolla aportaría fuerza, pero utilizando la versión tierna.
El arroz que utilicé fue uno glutinoso especial para hacer sushi. Pero no creo que haya mayor problema si se utiliza un arroz bomba o similar, sin enjuagrarlo para que conserve almidón que sirve de aglutinante.
Tuve la tentación de rebozarlas en harina, huevo y pan rallado. Seguro que no quedarían mal. Pero me decidí por freír la masa tal cual, consiguiendo que quedara la capa externa de arroz y remolacha crujiente. Creo que así quedan mejor y conservan más los sabores del relleno.
El resultado final son unas croquetas diferentes, con un colorido llamativo y un sabor muy atractivo. Nada difíciles de ejecutar y más si se utilizan remolachas ya cocidas ye envasadas al vacío o algunas de las que venden en bote ya ralladas.
Ingredientes (12 a 16 croquetas):
- 100 g. de arroz glutinoso (o arroz tipo bomba).
- 1 cebolla tierna.
- 250 g. remolacha ecológica de Freshvana.
- 100 g. de queso emmental rallado.
- Sal marina.
- Pimienta negra molida.
Pasos:
- Cocer la remolacha al vapor (20 minutos en olla a presión) y el arroz en agua salada (15 minutos). Dejar que enfríen.
- Limpiar y picar la cebolla tierna. Pelar y rallar la remolacha cocida.
- En una sartén caliente con un cucharada de aceite, saltear la cebolla hasta que blandee. Añadir la remolacha y saltear un poco más. Salpimentar al gusto y dejar que atempere.
- Poner el arroz en un cuenco junto con el salteado de cebolla y remolacha. Agregar el queso emmental rallado y remover hasta que todo quede bien integrado en una masa manejable.
- Formar las croquetas con la masa anterior y freírlas en abundante aceite muy caliente, hasta que quede bien dorada toda la parte externa. Sacar y dejar escurrir sobre un papel de cocina.
- Servir calientes. Como aperitivo acompañadas por una salsa agridulce de soja quedan fenomenal.
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