Comentario previo:
Ya comenté algo sobre este familiar de la coliflor y el brocoli cuando subía a este blog la receta de la "Romanesca al gratén". Dentro de poco, con los fríos del invierno, llegará su temporada, pero aún me queda un poco de la congelada de la temporada anterior. Cuando el otro día leía la receta de "Gratinado de brécol y boniato" en El Comidista, se me ocurría hacer algo similar, pero aprovechando el romanesco (o romanesca) que me queda y que es mucho más sabrosa y fina para una preparación de este tipo.
En los gratinados con bechamel el sabor que se le dé a ésta es muy importante en el resultado final. Esta bechamel la hemos enriquecido con el ajo, la cebolla, los restos que quedan en la sartén del romanesco salteado y parte del queso curado. Con esta bechamel y el queso de oveja curado que formará la capa tostada superior del gratinado se ha conseguido el objetivo: un gratinado suave con una complejidad de sabores que lo hacen muy deseable.
Ingredientes (para 2 raciones):
- 200 g. de romanesca blanqueada (cocida sólo unos 30 segundos).
- 300 g. de boniato.
- 100 g. de queso de oveja curado.
- 1/2 cebolla (o una pequeña).
- 2 dientes de ajo.
- Sal.
- AOVE (aceite de oliva virgen extra).
- 250 ml. de leche (usé semidesnatada de cabra).
- 15 g. de harina de uso general.
- 45 ml. de AOVE.
- Sal.
- Pimienta negra recién molida.
- Nuez moscada recién rallada.
Pasos:
- Pelar el boniato y cortarlos en rodajas de medio centímetro (lo hice ayudándome con la mandolina. Poner abundante agua en una olla y salar. Cuando el agua este hirviendo, echar las rodajas de boniato y cuando vuelva a subir el hervor apartar del fuego y escurrir.
- Cortar la cebolla y el ajo en brunoise (daditos muy pequeños). Poner una cucharada de AOVE en la sartén y freírlos a fuego flojo (5 sobre 10) unos 10 minutos, hasta que estén dorados.
- Añadir a la sartén, del ajo y la cebolla, el romanesco, que habremos troceado. Salar y saltear durante un par de minutos (no queremos que se deshaga el romanesco). Sacar a un plato los trozos de romanesco y dejar en la sartén el ajo y la cebolla (no pasa nada si quedan algunos restos del romanesco).
- Precalentar el horno a 220º, con calor arriba y abajo.
- Procedemos a cuajar la bechamel en la sartén donde tenemos el ajo y la cebolla: añadimos el AOVE; cuando esté caliente añadimos la harina y la freímos un poco; añadimos la leche templada en tres golpes y la vamos mezclando hasta formar la salsa; echamos sobre la salsa la mitad del queso rallado y seguimos mezclando hasta que se funda y se integre con la salsa; ponemos sal, pimienta y nuez moscada a la salsa y apartamos del fuego.
- Montamos en una fuente de horno poniendo una capa con la mitad de las rodajas de boniato, añadir el romanesco y, sobre éste, el resto de rodajas de boniato. Cubrir con la bechamel y acabar espolvoreando el resto del queso rallado.
- Hornear a 220º, con calor arriba y abajo, durante 15 a 20 minutos (hasta que el queso esté lo dorado que deseamos).