El matrimonio de Rosendo y Maribel, con su sus dos hijas, te reciben y alojan en su casa, que tratan de que sea la tuya durante toda la estancia. Este joven hotel rural (se inauguró en septiembre de 2008) intenta dar vida a esta zona enológica (que se encuadra en las denominaciones de orgien Jumilla y Tierras de Castilla). Para ello parten de la finca donde se ubican los viñedos de la familia Hellín y sacan partido a la producción de vino, acompañándolo con otras actividades gastronómicas y de salud.
Disponen de un pequeño, coqueto y muy completo Spa en el que proporcionan diversos tratamientos entre los que destaca el de vinoterapia, consistente en un baño de hidromasaje en el que disuelven vino y aceite esencial de pétalos de rosa, que continua con un masaje con aceite de aceite de pepita de uvas.
La gastronomía de este establecimiento tiene su base en la cocina regional que practica Pepa, cocinera que siempre está dispuesta a explicarte la elaboración de sus platos. La pregunta era ¿un vegetariano puede aprovechar estas ofertas y disfrutar de una cocina que no está orientada a las especialidades vegetales? Pues la respuesta es afirmativa y así lo demuestran los dos menús que pude consumir en mi estancia.
El primero de ellos lo componían:
- Tostadas de queso manchego con cebolletas.
- Calabacín rebozado con miel.
- Chupito de gazpacho.
- Huevos con patatas.
- Quesada.
En el segundo menú los platos fueron:
- Gachas con ajo.
- Queso rulo de cabra, rebozado en almendra, con mermelada de tomate.
- Verduras a la plancha.
- Flan de café con nata.
No me olvido de la maravillosas tortas fritas que pudimos tomar en el desayuno.
Todos estos platos servidos en un comedor con vistas a los relucientes viñedos que rodean el hotel hacen que el marco mejore la experiencia de degustar sabrosas elaboraciones.
Por supuesto, la visita a la bodega es algo que uno no se debe perder. Desde hace 22 años elaboran un vino espumoso, que ha quedado fuera de la denominación de origen Cava, pero que no tiene nada que envidiar a los que sí poseen este reconocimiento. Por supuesto, me traje una pequeña selección de las elaboraciones de esta bodega y, para el futuro, podré seguir comprando gracias a la tienda online que tienen en su Web.
En resumen: sin unas pretensiones exageradas, en el marco de lo que es el turismo rural, con unos buenos vinos (sin entrar en exigencias desmesuradas), con una cocina completa, de raiz y que se ajusta a exigencias como las de un comensal vegetariano, con un trato familiar (donde Maribel ejerce de alma del negocio), en una zona de baja explotación pero con buena proyección, con el atractivo de disponer de tratamientos de Spa, la visita al Hotel Enoturismo Mainetes puede ser un plan de fin de semana relajado para huir de las prisas de todos los días.
Por cierto, y muy importante, es un establecimiento con un alto grado de accesibilidad para personas con limitaciones de movilidad. Algo de agradecer y reseñar.