Los espárragos trigueros, al menos los pocos que se recogen por Murcia (como éstos que me regaló mi compañero Miguel Juan Cobacho), suelen tener el tallo muy leñoso y apenas si se puede aprovechar su yema. Aunque estás están sobradamente sabrosa como par justificar la receta. Se separan las yemas del resto, se lavan y se saltean con una gotas de AOVE en una sartén hasta que se ablandan y comienzan a dorarse.
Me gusta disponer siempre de ajos tiernos (ajetes) fritos para hacer diversas preparaciones. Cuando los encuentro buenos y a buen precio en el mercado suelo comprar bastantes y los conservo congelados, una vez fritos. Los ajos se limpian y cortan en trozos de como 3 centímetros de largo. En una sartén se calienta abundante AOVE y, cuando está caliente, se fríen los ajos a fuego flojo (5 sobre 10) hata que comienzan a dorarse (unos 20 a 30 minutos). Se ponen a escurrir en un colador, para eliminar el máximo de aceite. Si se quiere eliminar más aceite se pueden colocar después sobre un papel absorvente de cocina. Los que quiero conservar los pongo en porciones de unos 100 gr. en bolsas o recipientes y los congelo.
Batir los dos huevos y añadir las yemas de espárragos y los ajetes.
Verter el batimento en una sartén caliente con unas gotas de AOVE y cuajar la tortilla por ambas caras.
Presenté la tortilla con unos tomates cherry perla (de Pascual, la tienda) y un rabanito (de singular tamaño) partido en cuatro gajos.