- 6 alcachofas.
- 20 dl. de vino tinto.
- 20 dl. de vino blanco.
- 1 lito y medio de caldo de verduras (no tenía y usé litro y medio de agua con dos pastillas de caldo de verduras concentrado).
- 3 hojas de laurel.
- 2 cucharadas de harina (o maizena), para espesar el caldo.
- 50 gr. de piñones.
- Aceite de oliva suave para freír.
- Sal (al gusto).
Pasos:
- Poner el caldo a calentar con un poco de sal y las hojas de laurel.
- Lavar y pelar las alcachofas de forma que quede un buen trozo de la parte blanca y blanda del tallo.
- Freír las alcachofas en abundante aceite, solo hasta que empiezan a dorarse las hojas externas. Para que no se me oscurezcan las alcachofas, las voy friendo según las pelo, sin esperar a tenerlas todas.
- Sacar un par de cucharones de caldo, añadirle la harina y batir. Volver a incorporar al caldo para que se espese.
- Según se van friendo las alcachofas, se incorporan al caldo y se dejan cocer durante 12 ó 15 minutos (según tamaño). Dejar reposar otros 10 ó 15 minutos (según el hambre y la paciencia que tengamos). Es importante este reposo para que la alcachofa "chupe" el sabor del caldo.
- Tostar los piñones en una sartén.
- Servir en un plato hondo un par de alcachofas partidas por la mitad y con los piñones tostados por encima (hay quien también pone perejil picado y ajo picadito y frito, pero la receta original es así de sencilla).
Por este plato siento una especial debilidad. No soy persona que guste de caldos y sopas calientes, sin embargo el caldo de este guiso me encanta.
El secreto principal de este plato es que las alcachofas sean frescas y de primera calidad, para que estén bien tiernas (cada vez cuesta más encontrar buenas alcachofas, incluso en Murcia con toda su huerta).